No es común que las personas nos planteemos que los niños aprendan desde sus inicios a ponerse metas REFLEXIONANDO en ellas y cómo llevarlas a cabo planificando el camino para lograrlas, evaluando los resultados, resolviendo problemas y sabiendo cómo y cuándo concluir el proyecto realizado.
Pareciera que estas son cuestiones que nos va enseñando la vida a fuerza de ensayo y error, pero la voz interior, ésa que se enseña a través de la lengua, la que va configurando al mundo "vivido" y que nos acompañará para toda la vida brindándonos las instrucciones con las que realizamos cualquier acción, se aprende desde la más tierna infancia, y és a través de élla que el niño debe aprender a elaborar mentalmente proyectos. Hacernos conscientes desde la más tierna infancia del potencial de saber organizar nuestros pensamientos, nos facilitará enormemente la labor de reflexionar cada uno de nuestros objetivos y el mejor medio para poder llevarlos a cabo.
Qué queremos hacer, cómo lo vamos a lograr, cuáles son los ajustes a realizar de acuerdo a las circunstancias así como decidir o saber cuándo un proyecto a llegado a su fin, son cuestiones básicas que, instaladas en cada actividad cotidiana que el niño lleve a cabo, como una rutina, ayudará a los chicos a llevar a buen puerto cualquier reto que se propongan en la vida.
Creando vitrales |
proyecto terminado conjuntamente